¿Alguna vez experimentaste miedo al éxito? por no sentirte capaz o por temor al que dirán, a que la sociedad y/o tu entorno más cercano te juzgue, no te acompañe o incluso hasta tome distancia.
Si la respuesta es afirmativa, te invito a continuar leyendo sobre este fenómeno, cada vez más presente en nuestra población latinoamericana.
El complejo de Jonás, denominado como tal por el psicólogo americano Abraham Maslow, relacionado con el pasaje bíblico donde Jesús solicita a Jonás que predique sobre el y sus poderes y el no lo hace por temor y por sentirse poco capaz.
Se trata de un motivo de consulta bastante frecuente entre mis pacientes, predominando el miedo a triunfar, a sobresalir, a transformarse en un referente, a destacarse, incluso llegando a autosabotearse para impedir lograr el éxito y el logro de los objetivos.
¿Cómo puedo identificar el complejo de Jonás?
Se trata de personas que experimentan:
Autopercepción de incapacidad, es decir que se perciben a sí mismas como no capaces, poco inteligentes
Pensamiento negativo en relación a sí mismos, sus habilidades y desempeño intelectual y general, así como también vinculado a la exigencia y la incapacidad de mantener en el tiempo ese ritmo intenso que trae consigo el éxito.
Creencias limitantes tales como: "no voy a poder" "ser exitoso no es para mi" "es mejor ser bajo perfil" "prefiero ser unos más del montón"
Dependencia extrema del reconocimiento y amor de sus seres queridos y entorno cercan
Dependencia emocional a nivel global
Autoestima desajustada descendida (en menos)
Sienten que no son merecedoras de ese éxito
Temor a la presión social
Temor a no se queridos por su entorno
Temor a la envidia que su éxito puede despertar en su círculo
¿Es lo mismo que el "miedo al fracaso"?
El miedo al fracaso se relaciona directamente con la creencia central de incapacidad o ineptitud, por lo que la persona se bloquea, queda paralizada y e imposibilitada de tomar acción alguna por ese temor al error, equivocarse.
Sin embargo, el miedo al éxito no implica la inacción, se vincula más con el autosabotaje, es decir con generar aquellas situaciones adversas o complejas que impiden lograr el éxito o los objetivos trazados.
¿Qué consecuencias genera este miedo al éxito?
A nivel psicológico: Ansiedad patológica, lo que habilita la aparición de trastornos de ansiedad tales como: ataque de pánico, fobias específicas, trastorno obsesivo compulsivo, ideas obsesivas, estrés negativo crónico, así como también trastornos del estado de ánimo como tristeza aguda y hasta incluso depresión clínica.
A nivel global: estancamiento, conformismo, mediocridad, imposibilidad de avanzar, de embarcarse en nuevos desafíos, proyectos o emprendimientos, finalmente imposibilidad de salir de la “zona de confort”.
Laboral/académico: imposibilidad de ascenso, de cambiar de empresa, cambiar de rol, tomar nuevas responsabilidades y finalmente avanzar.
Es fundamental que los seres queridos y el entorno cercano motiven a este tipo de personas a salir de este lugar, a movilizarse y despegar, ya que si de modo contrario, nos encontramos con un entorno que “castiga” a la persona “exitosa” ,este complejo de Jonás continuará reafirmándose, tomando potencia, transformándose en una característica sostenida en el tiempo y parte de la personalidad.
En este sentido y a nivel sociocultural, existe una dualidad muy marcada a la hora de evaluar el éxito ajeno, el habitualmente se categoriza como algo positivo y una meta a alcanzar desde el lugar de la admiración, o como algo repudiado que genera rechazo, desde la envidia y la rivalidad con quien ha obtenido es lugar tan destacado.
Asimismo, resulta de vital importancia realizar un análisis de este tipo de creencias colectivas; si son propias o pertenecen a tu entorno, amistades, familiares y es lo que has aprendido en el transcurso de tu vida, pero quizás forma parte de tu propio juicio u opinión al respecto.
Los preconceptos y estigmas culturales suelen ser dañinos y no aportan elementos positivos a nuestra vida cotidiana.
Te sugiero que analices todos estos aspectos mencionados anteriormente, identificando o no la presencia de ellos en tu vida, tu pensamiento y estilo conductual (acciones y reacciones) y que por supuesto evalúes si los preconceptos, prejuicios, y creencias limitantes son propios o provienen de un mandato familiar, de una construcción socio-cultural que realmente no compartís.
Y por supuesto, te invito a revisar tu autoestima: cuan ajustada y equilibrada se encuentra hoy, cuanto te querés a ti mismo, te respetas, valoras y reconoces tus logros, cualidades, habilidades y fortalezas.
Permitite a ti mismo desplegar todo tu potencial y disfrutarlo ¡lo mereces!
Siempre estás a tiempo de generar un cambio, mejorar y continuar evolucionando hacia la mejor versión de ti mismo.
Con cariño,
Sabina
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