Tal y como ya hemos hablado la ansiedad es una emoción que se encuentra presente en todos nosotros.
La distinción radica en la ansiedad buena o adaptativa y la patológica.
La primera es la responsable de nuestro nivel de motivación y capacidad de reacción de supervivencia ante situaciones límite.
La ansiedad “no saludable”, se expresa a nivel corporal y cognitivo, es decir a nivel de pensamiento.
En el cuerpo podemos identificar los siguientes síntomas:
Cefalea recurrente
Contractura muscular (espalda alta y cuello)
Bruxismo
Dolor estomacal
Molestias gastro intestinales
Dolor en el pecho
Sudoración corporal generalizada
Sudoración en extremidades
Cansancio y sensación de agotamiento psíquico
Dificultades para dormir; de conciliación y/o mantenimiento
A nivel cognitivo:
Aceleración del pensamiento
Ideas recurrentes sobre una misma temática
Sensación de preocupación constante
Dificultades de concentración y atención
Pérdida de memoria
Resulta sumamente importante aprender a reconocer estos síntomas, detectarlos para poner en práctica herramientas cognitivo-conductuales (ya hemos hablado de ellas en artículos anteriores) que permitan autorregular este nivel de ansiedad.
Si bien, un perfil de personalidad con rasgos ansiosos va a presentar una marcada tendencia a desarrollar una ansiedad patológica así como a reaccionar de forma ansiosa ante situaciones frustrantes o límite, es muy importante aprender a:
Identificar la presencia de la ansiedad patológica
Aprender a utilizar las técnicas y herramientas para autorregular la ansiedad
Aprender a prevenir crisis agudas de ansiedad mediante la incorporación de técnicas específicas en la rutina.
En este sentido, cabe destacar que una adecuada gestión del estrés y la ansiedad nos ayudará a prevenir trastornos y patologías vinculadas, las cuales ya hemos detallado en otros artículos.
Vivenciar y disfrutar cada cosa, actividad y momento desde nuestros cinco sentidos y con consciencia plena.
Dicho esto, cabe destacar que, si bien suena muy lindo desde lo verbal y desde el lenguaje escrito, a la hora de llevarlo a la práctica no resulta tan sencillo, forma parte de un proceso y de un aprendizaje nuevo para nuestro cerebro que por lo general no está habituado a este tipo de prácticas ni de estilo de vida.
El cuerpo habla, se expresa y nos va brindando indicios de su estado, de sus necesidades y momentos de desequilibrio, en este caso la mencionada sintomatología debe oficiar de ALERTA, es un símbolo de ATENCIÓN que tenemos que ser capaces de interpretar y decodificar.
Actualmente, a nivel clínico, contamos con herramientas y abordajes específicos para tratar los trastornos de y patologías vinculadas a la ansiedad.
Si te has sentido identificado con gran parte de los síntomas que describimos anteriormente, no dudes en consultar.
Con cariño
Sabina
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